lunes, 5 de diciembre de 2011

No aprendí a ser fuerte, hasta que ser fuerte fue mi única opción.

A estas alturas de mi vida no estoy segura de muchas cosas. No estoy segura de que un clavo saque otro clavo, ni que el tiempo lo cure todo, que olvidar sea fácil y que todos tengamos una media naranja. No estoy segura de que haya una persona en el mundo que no mienta, ni engañe. No me creo que el amor exista, ni que se pueda ser feliz mucho tiempo seguido. Tampoco me creo que una sonrisa lo cure todo, al igual que no me creo que una lágrima lo empeore, porque existen sonrisas de plástico y lágrimas de cocodrilo. no estoy segura de haber dicho lo correcto en su preciso momento, ni de haber sentido lo exacto cuando debía. No estoy segura de si he obrado bien o mal, de si esto es un buen paso hacia la vida, o a la sentencia de muerte. No estoy segura de que no te necesite, creo que me tragaré mis palabras, porque ahora siento la necesidad de tenerte a mi lado. No me creo que al destino le guste jugar así, de una manera tan sucia y poco ética. No creo que la gente entienda, pero para mi todo lo que he hecho tiene perfecto sentido. No estoy segura de que se pueda conseguir una paciencia infinita, ni se puede ser fuerte como una roca. no estoy segura de que hacer planes de futuro sea lo correcto, ni de que vivir con ilusión sea lo mejor. No me creo que exista una vida en la que no hay dolor, no me creo que haya alguien en el mundo que sea totalmente feliz para el resto de su vida, ni de que las historias de hadas existan. Pero de algo si estoy totalmente segura, que no me arrepiento de nada, que si fallo pues memorizo para no cometer el mismo error. Que todo el mundo se ha enseñado cosas diferentes, y nunca me olvidaré de nada ni de nadie. Porque olvidar equivale a caer otra vez en la misma trampa. Porque de eso también estoy muy segura, que la vida me seguirá poniendo muchísimas trampas y yo las enfrentaré, como la chica fuerte que he aprendido a ser.

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